Desarrollada en un solo nivel en las laderas de las montañas de Liguria, la villa muestra desde el primer impacto su vocación por la sencillez y el ambiente minimalista.
El color blanco, que domina tanto el exterior como el interior, realza los volúmenes y las superficies pregnantes de la residencia; los parqués y las puertas y ventanas de madera color nogal combinan perfectamente con el contexto, dando calidez a los interiores, dominados también por el blanco del mobiliario y los electrodomésticos. Los tonos neutros y la amplia iluminación son fuente de bienestar para sus habitantes, garantizando confort y relajación.
Las grandes superficies acristaladas de Skyline Minimal Frames, habilitadas por los finos perfiles de madera, permiten una gran permeabilidad visual con el entorno circundante. La intimidad está garantizada gracias a los parasoles de lamas metálicas que, además de poderse cerrar con una importante función protectora, proporcionan un excelente sombreado. También se ha prestado especial atención al detalle de las manillas cromadas que, con líneas modernas y rigurosas, connotan el diseño del cerramiento, en perfecta armonía con los acabados metálicos del resto de la casa.